A estas horas en las que debería (o debiera) estar ensabanado, toco la campanilla, entono un gallipavo y me engallo en la gayolesca escritura traspuntada, o algo tal que así, que jugar con los "palabrines" es algo que me encanta. Y acostarme con las palabras, sobre todo si lucen estupendas, ché qué sbornia, es ya un placer de dioses en el Olimpo de las marejadas. ¿O no?
Pues que corra el vino y los temples templados, mientras me aventuro a darle vuelo y rueca a esta fraseología que escribiera hace un montón de años, merito nomás, y que leyera el pasado agosto en el útero de Gistredo, con motivo del Segundo Encuentro Literario en Noceda de mis entretelas, ay, que se me va la santa a dormir.
En aquella época, hablo de hace más de veinte años, que se dice pronto y mal se entama, uno ya ponía en práctica las Tardes/Noches de Autor y Autora, como me recuerda el amigo Mingo (n'est-ce pas?), y montaba saraos de esta guisa, eso sí, en compañía de amigos y amigas dispuestos todos y todas a dejarse guiar por las veredas de La Solana y La Hidrera. Qué verdes eran, entonces, mis valles. Besitos y buenas noches.
Hubo un tiempo, allá por los fines o confines de los 80 y “encetes” de los 90, que era habitual celebrar ritos vinateros en época de fiestas de guardar, entre otras, el día de Nuestra Señora de Las Chanas y el San Roque de las resecas. Aquellos se me antojan tiempos dichosos, porque éramos jóvenes y atrevidos, y nada o casi nada se nos ponía por delante, o al menos es la impresión que nos ha quedado. Con motivo de estas celebraciones, digamos litúrgicas, nos reuníamos en la bodega, amigos y conocidos, paisanos y devotos del dance y saraos varios, en torno a un vinín y unos pinchines de chorizo y jamón.
A este penitente se le ocurrían fraseologías, como la que a continuación damos vuelo. Dicho sea de paso, y a la buena fe, el texto que sigue lo escribí hace dieciséis años, y lo reescribo ahora para la ocasión curujera, con permiso de lectores, redactores y demás paisanaje. Vaya aquí:
Oratorio en Si Sostenido y templado. Apertura de los tapines.
Dedicado a la cuba de Delft y al lagar de Santiago Teresín, a los venidos con bien y con detalles varios a esta con-cuba bodeguina.
Hallábase su fiel servidor en la holandesa ciudad de Arnhem, cuando a sus mientes afloraron, acaso por influjo etílico, tales y cuales semillas, las cuales, aunque no vayan a “dir” a misa, rezan de este modo y “maneros”:
Salud, alegría y mejores trancas para los aquí con-ceremoniados, tanto para versados en eternos tumbos y/o tajadas, como para novicios y doncellas en corrimientos al tinto.
Pláceme en “com”, y en grado “moña”, que hayáis decidido venir a esta bodega, un año más, a estos muros de la patria/matria “de mío”.
Si el año que nos precediera, nuestras in-maculadas fueron llaga y cruz de algunos, “aesti” año, por las séculas del glorioso mundanismo, las tintas ende derramadas serán, viva la burra de…, vino y bendición de los fados y las madrinas.
Con los cirios encendidos, y las llamas en pie de cruzada, cogemos pluma escritural y pellejos de cabra para puntuar, interrogar y acaso largar algún rezo por vuestras intra-ánimas.
Con el de Loy, el calendario, la de Julio, la “palankana”, y alguna que otra rana, la bocarruei o bien la de Salamanca, este vuestro sirviente intentará convertir esta penumbra en circo ambulante, eso sí, luego de introduciros la vinosidad en vena. ¡Qué vaya pretensión, la nuestra!
Con el verbo embebido, que no encarajado ni encipresado, procuraré desfacer enredos y componer entuertos, no sin antes recordaros que empinarla en exceso es engañarla… la, la, la, que la excita y al tiempo la desinfla, que la persuade y la deja, que la sube y la deja a medias, en definitiva, que en sueños la equivoca y la deja luego desengañada. En cualquier caso, os recomiendo que la empinéis hasta el tercer canto de nuestro “gayo” en La contrapuntístico, puntín va, puntín viene. ¿A vosotros os La engañó esta noche la bebida? ¿Y os La llovió?
PLANO GENERAL: Profanación del Vino Consagrado. Toma primera, picado segundo, barrido tercero.
Máximas convertidas en mínimas:
· Que los cirios o velamen no nos hagan ver oscuros deseos encendidos.
· Que no vean nuestros ojos lo que vuesas manos fagan.
· Como suponemos que estamos hechos de buena madera, y ésta se conserva en mejor vino, bebamos hasta transformar nuestros maderales en cínicos pasos por el zócalo del saber/beber, porque es bien sabido que la materia ni se crea ni se destruye, y sólo y bien mirado va tomando caretos variopintos.
· Quienes, por desprecio u otras causas, se abstuvieran de la carne y el vino, excomulgados serían en esta res-pública.
· Si, luego de estos dichos, estrujáis bien letras y os empapáis entre puntos, comas y bebas, podréis alcanzar el miedro (“u más”) del licor más delicioso, que jamás dieran las viñas de La Solana y La Hidrera. Con este miedro brindaremos por las reinas, reininas, princesas y bufones de la Corte Mayor.
· ¡Que el vino potens y los elixires ponendi sean con vosotros y os guarde eternamente!
· ¡Que la guazpayara de la doncella os santifique con sus manantiales!
· ¡Que los órdenes sucubéticos, incubéticos e hipercubéticos os purifiquen de todo pecado!
Finalizo, alegre y ebrio de plenitud, felicitándoos por asistir a este rito eucarístico. Espero que mis versículos no hayan congelado vuesos Actos puros y recurrentes.
Firmado: El Arcángel de la Archi-poiesis Ja-cobina, a tantos de tantos de muchos más, en Noceda del Bierzo, Barrio de Vega, en La Parada.